Nueve signos de que eres el elegido - страница 7





Este reconocimiento llenaba la vida de Antón con un nuevo sentido. Ahora no solo seguía el flujo del destino; formaba parte de este, pero también podía dirigirlo. Tenía la capacidad de influir en el curso de su vida, encontrando una profunda conexión con el mundo que lo rodeaba. Antón comenzó a confiar en esa fuerza, recurriendo a ella siempre que se encontraba ante una elección o dificultad. El universo estaba siempre cerca, dispuesto a ofrecer su apoyo y respuesta, siempre que él permaneciera en armonía consigo mismo y con su propósito.


Después del incidente en la carretera, Antón ya no pudo ignorar los cambios que ocurrían en su vida. Se dio cuenta de que su realidad era más que una simple secuencia de eventos. Cada día sentía más intensamente una conexión invisible con el mundo que lo rodeaba, un mundo que parecía ajustarse a sus pensamientos e intenciones. Sin embargo, con la comprensión de su poder, surgieron nuevas preguntas. ¿Era el único que poseía esta habilidad? ¿O quizás había otros, igualmente inconscientes de su poder?

Antón comenzó a notar que a su alrededor ocurrían cosas extrañas. Encuentros fortuitos con personas que le hablaban de sus intuiciones repentinas, de cómo sus vidas habían cambiado en un instante. Un día, en la calle, se encontró con una mujer que parecía desorientada. Ella no pedía ayuda, solo estaba parada en una esquina, como si esperara algo. Antón sintió un impulso de hablar con ella.

– ¿Necesitas ayuda? – preguntó al acercarse.

La mujer lo miró con los ojos muy abiertos, y en su mirada había algo que Antón reconoció de inmediato. Era una sensación familiar, la misma que él había experimentado cuando su vida dio un giro. Ella asintió brevemente y empezaron a hablar. Resultó que ella también había vivido algo que cambió su perspectiva del mundo. Su intuición se había agudizado repentinamente, y comenzó a notar cómo sus pensamientos influían en la realidad que la rodeaba.

– Pensé que me estaba volviendo loca – confesó ella, – pero ahora entiendo que no son solo coincidencias. Es algo más.

Antón sintió un extraño alivio. No estaba solo en sus experiencias. Sus caminos no se habían cruzado por casualidad. Continuaron hablando de sus sentimientos, de cómo el universo parecía guiarlos en la vida, brindándoles respuestas y soluciones, siempre que despejaran su mente y se concentraran en sus intenciones.

Una mañana, mientras caminaba hacia el trabajo, la mirada de Antón se posó en un símbolo tallado en la pared de ladrillo de un edificio antiguo. El símbolo era simple, pero de alguna manera tenía un poder inexplicable que capturó su atención de inmediato. Aunque no podía precisar su significado, una voz interior le decía que era importante. Antón sintió que se trataba de una señal, pero no sabía hacia dónde lo guiaba.

Días después, volvió a encontrarse con ese mismo símbolo en su trabajo, justo cuando estaba a punto de firmar un contrato importante. Al abrir la carpeta con los documentos, descubrió una pequeña hoja de papel que parecía haberse colado accidentalmente entre las páginas. En la hoja había un dibujo sencillo que, a primera vista, no parecía tener mayor relevancia. Sin embargo, al borde del dibujo, apenas visible, estaba el mismo símbolo que había visto antes. Antón se quedó paralizado. Este símbolo ya lo había visto antes, en sueños medio olvidados, pero ¿qué significaba realmente?