Sergei Prokofiev - страница 19



de la serie IV (Alegretto en La menor) por su carácter, ritmo y armonía era parecida a la música de Schumann. Por otro lado, el Minueto en Fa menor de la misma serie y el Vals en Sol menor de la serie V tenían semejanza con los valses de Schubert, los cuales Prokofiev y sus compañeros de la clase con Rimski-Kórsakov tenían que orquestar. El romántico carácter de los valses que el compositor tuvo que crear para varias de sus obras, perduró por mucho tiempo y encontró su reflejo en los valses del ballet La Cenicienta y de la ópera Guerra y Paz. La fractura en las preferencias de Prokofiev era bastante abrupta, cuando de las pequeñas obras se dirigió hacia un drama musical de gran escala. Esto comenzó luego de escuchar las óperas de Richard Wagner en el Teatro Mariinski, quedando para siempre maravillado con su magnífica dramaturgia.

Prokofiev fue uno de los pocos compositores del siglo XX que tomó la experiencia teatral de Wagner muy en serio. Al mismo tiempo, en la música para piano el compositor se va más lejos todavía de lo «académico» y cada vez más aplica los elementos de la armonía inesperada y de la construcción rapsódica. Tal vez, allí se encuentra presente cierta influencia de Aleksandr Skriabin. Los amigos de Prokofiev observaban su agudo interés por la música de este compositor. Cuando viajaba a Sóntsovka, tocaba para su amigo Vasilii Moroliov las mazurcas y los preludios de Skriabin, y revelaba también su simpatía hacia la música de Nikolai Medtner. Este cambio de Schumann a Wagner y de Glazunov a Skriabin determinaba su rápido desarrollo en los años del Conservatorio. Las Seis Sonatas escritas en esta época, fueron la mejor prueba del mismo. Dos de ellas fueron olvidadas y las otras tres servían como base para la Primera, la Segunda y la Cuarta, que estaban marcadas con el número del opus. La Sonata Nº 2 en Fa menor (1907), compuesta en tres partes, finalmente se convirtió en la Sonata Nº 1, Op. 1 (1907—1909). Ésta se considera la más «skriabiniana», tanto por su armonía como por su construcción. Prokofiev, a diferencia de la opinión crítica, la imaginaba «completamente académica por su forma». Y, además, aclaraba:


Resulta que muy frecuentemente se encuentra la opinión de que la sonata compuesta por varias partes representa una forma clásica y que la sonata de una sola parte representa una forma moderna. Este concepto es erróneo, porque las sonatas pre-mozartianas muchas veces se escribían con una sola parte; las otras, compuestas en distintas formas de rondó, no eran más que una adición a la primera y más importante sección.


La Sonata Nº 2 para Piano, Op. 14, es uno de los más destacados y finos logros del joven músico. Boris Asafiev, un famoso crítico musical, observaba: «En la Sonata Nº 2 las alas de la imaginación del compositor crecieron tanto que en cada frase musical uno puede sentir el voluntario y obstinado ardor del compositor. Uno puede escuchar y decir a través de su obra: «¡Así lo deseo! ¡Que sea de esta manera!». La Sonata Nº 3 en La menor, compuesta en 1907, se convirtió después de algunos cambios en la Sonata Nº 3, Op. 28. También era de un solo movimiento. Estaba dedicada a su compañero y amigo de casi toda la vida, el poeta Boris Bashkirov-Verin, y era completamente «prokofiana», con su empuje viril y el característico juego sobre las teclas blancas. Asafiev consideraba que era la mejor entre las sonatas de un movimiento de Prokofiev. La