Sergei Prokofiev - страница 24



de Maurice Ravel y los dos ballets de Stravinski, El Pájaro de Fuego y Petrushka. Le gustó la energía, la vitalidad y la excentricidad de las obras, pero le pareció que les faltaba un real material temático. Aunque también suponía que tal vez lo mismo les pasaba a los que escuchaban por primera vez sus propias obras.

Después de la estadía en Londres, que duró un mes, Prokofiev volvió a Rusia.


Meestaba llevando una gran impresión de Londres conmigo, sin mencionar el hecho de que aquí he hecho un contacto importante, pero en general me gustó mucho la ciudad y los británicos también, aunque la auto-glorificación y la auto-admiración que tenían sobre sí mismos me hacía enojar. Por eso, como venganza, todo el tiempo elogiaba a Rusia, sobre todo la música rusa, diciendo que esta es ahora, sin duda, la mejor y la única (…).

El inicio de la Primera Guerra Mundial

El 1 de agosto de 1914, Alemania le declaró la Guerra a Rusia. Esperando una rápida victoria, lo mismo había hecho con Francia. El 4 de agosto Gran Bretaña se sumó a la confrontación. El evento detonante fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, el heredero a la corona austro-húngara y de su esposa, Sofia Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914, a manos del joven estudiante nacionalista serbio Gavrilo Princip. En pocas semanas, Alemania destruyó irreparablemente la imagen de ser la cuna de la moderna civilización… Muchas veces, los acontecimientos históricos que sucedieron algún tiempo atrás no representan para nosotros algo importante. Lo recordamos a través de números y datos, y rara vez tratamos de ponernos en el lugar de aquellos a los que les tocó vivir en ese momento. La generación moderna ni siquiera sabe que ésta fue la guerra que había movilizado a más de 60 millones de soldados europeos y acarreado la muerte de más de 10 millones de personas.

Es difícil imaginar con convicción cómo se sentía con estos acontecimientos nuestro héroe, que había crecido con la música alemana. En los primeros días, fue reclutado en el ejército su amigo Nikolai Miaskovski. El 6 de agosto de 1914, Miaskovski fue mandado de San Petersburgo a la pequeña ciudad Boróvichi del distrito de Nóvgorod. Desde allí escribía: «No siento ningún tipo de levantamiento de ánimo, ningún tipo de sentimiento patriótico. No siento nada más que desconcentración, producida por la desesperación de los alemanes (no siento asco, sólo perplejidad). Sólo ahora me doy cuenta de que el arte, principalmente la música, está absolutamente libre de nacionalidad y nacionalismo. Al final sólo cambia el color, pero la esencia vuela mucho más arriba de todos los países como Alemania, Francia, Rusia, etc.».

Los representantes de la cultura en Alemania vieron el desarrollo de la guerra de forma diferente. «¡La guerra! —escribió Thomas Mann en noviembre de 1914‒. Nos sentimos purificados, liberados. Sentimos una enorme esperanza.» Muchos artistas se regocijaron cuando empezó la guerra. Schönberg había caído en lo que más tarde llamarían «psicosis de guerra». En una carta a Mahler, hablando de los franceses, Schönberg, en agosto de 1914, escribió: «¡Ahora viene el juicio! Ahora nosotros detendremos a estos traficantes del mediocre kitsch, y les enseñaremos a venerar el espíritu alemán y adorar al Dios de Alemania».

Igor Vishnevetski, en su narrativa documental sobre Prokofiev, escribió algo terrible a primera vista: «Si Schönberg, Webern y Berg no hubiesen tenido limitaciones físicas, gracias a las cuales los tres quedaron fuera de las acciones militares, ellos hubiesen podido encontrarse en el campo de batalla con Prokofiev». Pero si tenemos en cuenta que en nuestra vida tantas veces suceden cosas inexplicables, podemos imaginarnos que esto también podía suceder. Schönberg había terminado la compañía militar tocando en una orquesta militar. Webern, extremadamente miope, fue inscrito a un batallón de reserva en las tropas de las montañas de Carintia. Y Berg, a fines de 1915, habiendo cumplido un mes de preparación en el campo de entrenamiento, sufrió una caída psicológica y fue hospitalizado. A Prokofiev no lo podían reclutar en el ejército por ser hijo único de una viuda.