Sergei Prokofiev - страница 28
T. Montefiore en las páginas de La Concordia, escribió lo siguiente: «Sin duda, Prokofiev posee sólidas cualidades como músico y compositor; está dotado de un notable sentido del ritmo y trata de ser claro. Esto lo ha demostrado en las dos primeras partes del concierto. Más allá de esto, él es un pianista de alto grado, que ha alcanzado la capacidad de superar las increíbles dificultades de su concierto». La causa de la incomprensión del público y los críticos romanos tal vez fue porque no se esperaba nada moderno de Prokofiev, sino algo de carácter arcaico y prehistórico.
Al disgusto por la recepción del concierto se sumó el hecho de que Diaghilev no aprobó la música para el ballet Ala y Lolli. Además, le dirigió a Prokofiev un largo discurso sobre su entendimiento de la música actual: «No existe y no puede existir la música internacional; pero para ser nacional no es suficiente usar temas rusos en la música, hay que cumplir con el espíritu nacional (…), y por lo tanto, hay que salir urgentemente de Petrogrado, donde ya no se sabe apreciar nada ruso, y donde lo verdaderamente nacional en la música culminó con Borodin, Músorgski y Dargomyzhski». Diaghilev, aparentemente, se había confundido con la determinación de su percepción, porque hace muchos años que no se encontraba en Rusia y, además, lo que le había presentado Prokofiev había sido algo totalmente inesperado. En una carta desde Roma, del 25 de marzo de 1915 dirigida a su madre, Prokofiev escribió: «Diaghilev considera que „el pantano del Petrogrado“ tiene una terrible influencia sobre mi desarrollo musical, y que yo estoy detrás del pulso europeo. Si mi música le está gustando a Petrogrado, eso significa que me quedé atrás… Esto no carece de precisión».
Diaghilev insiste en que Prokofiev permanezca en el extranjero para que se adapte a las nuevas tendencias de la música; también le pide a Stravinski una inmediata intervención, comentándole: «Hace poco, Prokofiev tocó en Augusteum con un éxito digno, pero no es el caso. Me trajo un nuevo ballet terminado en una tercera parte que podría servir para la producción en Petrogrado y ser válido para las actuaciones en el Teatro Mariinski il y a dix ans. Lo siento mucho, pero tenemos que empezar todo de nuevo. Para hacer esto hay que mimarlo y dejarlo con nosotros durante algún tiempo, por 2 o 3 meses. Para esto quiero contar contigo. Prokofiev es talentoso, pero qué puede hacer uno si para él el hombre más culto es Tcherepnín, quien lo está influenciando con su ejemplo. Además, él parece ser más simpático y encantador que antes, cuando tenía un comportamiento algo arrogante. (…) lo necesito reformado completamente. De lo contrario, lo perderíamos para siempre».
Desde Roma Diaghilev y Prokofiev viajaron a Milán, donde el 2 de abril se les unió Stravinski por un par de días. Diaghilev ubicó a los dos compositores en habitaciones contiguas del Hotel Continental, donde ellos abrieron la puerta que los dividía y por iniciativa de Stravinski, hablaron mucho y tocaron el piano juntos. «Al escuchar mi Segundo Concierto, la Toccata y la Segunda Sonata —escribió Prokofiev en su Diario— Stravinski quedó muy asombrado y me dijo que era un verdadero compositor ruso, y que, exceptuándome a mí, en Rusia no había otros compositores rusos»